Como ya explicábamos parcialmente en
una entrada de hace unos meses, nosotros le llamamos cigarros a aquellos cuyo calibre induzca al saboreo en paladar, pero no a tragarse el humo, de acuerdo con la cultura tradicional del puro. En aquella ocasión dijimos que íbamos a estudiar si los 15 mm serían el grosor mínimo recomendable.
También dijimos que seguiríamos mirando vitolas menores, cosa que hemos venido haciendo. La conclusión que sacamos nos reafirma en aquella intuición, pero con algunas correcciones. Entenderemos como cigarros aquellas vitolas cuyo grosor sea de 13 mm en adelante.
Todo lo que nos hemos encontrado cuyo diámetro está por debajo de los 13 mm., nos ha producido la sensación de que se puede tragar el humo con cierta facilidad, y de hecho lo comprobamos. Para distinguirlos, vamos a llamar «cigarritos» a aquellos cuyo grosor esté entre los 10 y los 12,99 mm y no superen los 125 mm de largo. No están en nuestro foco, según los objetivos decididos, pero podemos utilizarlos ocasionalmente o para algunos fumadores, para ayudarles a dar el salto.
Los que estén por debajo de 10 mm de calibre los denominaremos mini-cigarritos y están absolutamente fuera de nuestro rango, aunque ocasionalmente puede que fichemos algunos.
Para nosotros esta división es de importancia, no solo para su etiquetado en las fichas que estamos creando, sino para establecer las cuotas de adquisiciones y la lógica de las actividades.
Vamos a ir revisando el etiquetado en el banco de datos y actualizando poco a poco lo ya publicado.
En esta nomenclatura que acabamos de decidir hay discordancias con respecto a las normativas europeas, pero estas lo que hacen son definiciones con objetivos fiscales, y están llenas de despropósitos con respecto a la tradición tabaquera. En cuanto a las discordancias con respecto a los hábitos cubanos (hay algunas pocas vitolas que tendremos que considerar cigarritos), lo lamentamos, pero tenemos objetivos claros.
Esta es una decisión con vigencia a partir de hoy mismo. Reconocemos que podría haber alguna novedad si nos encontráramos con vitolas menores de fortaleza tan alta que no induzca a tragarse el humo. Si nos encontráramos con algún caso excepcional, los catalogaríamos como «cigarros», a pesar de su grosor.