Sabemos que en Brasil hay quien le llama 'fumódromo' a cualquier zona destinada a fumar, incluidos los salones de fumadores, pero nosotros vamos a mantener la asociación de aire libre para esa expresión, que vamos a definir como las zonas donde haya bancos que permitan agrupar a más de tres personas que puedan mantener una conversación, De ese modo hay muy pocos parques urbanos que dispongan de asientos adecuados, pero algo hay. También podríamos emplear como 'fumódromo' las zonas prediseñadas para asaderos en algunos parques no tan urbanos, cuyo uso últimamente hay que solicitar a las instancias administrativas correspondientes. En ellas sí hay una disposición más inclinada al encuentro y la tertulia estáticos.
Otra cosa distinta es la idoneidad en función del horario, pues hay zonas con escasa protección de sombras. De ese modo podríamos ir creando un listado de sitios adecuados.
Como en la última centuria no había sido un problema eso de fumar tabaco a la vista, no había necesidad de buscar con urgencia salones de fumadores, al menos en zonas geográficas como la nuestra, donde el clima favorece. Así, la expresión 'fumadero' se ha venido utilizando históricamente como zona para fumar opio y quizá otras sustancias absolutamente ajenas al Tabaco. Por ello mismo vamos a evitarla, y acuñaremos otra expresión de andar por casa: 'fumadería', pues 'fumistería' ya está cogida con otra acepción. Sería aquella instalación cubierta, no pública, aprovechando la arquitectura, para el solaz del fumador de puros y pipa tradicional.
Estas definiciones tienen algo de divertimento y de juego de palabras, pero nos obligamos a declararlas muy en serio, pues vamos a empezar a escanear la geografía para listar zonas donde se pueda fumar con tranquilidad en grupo y, por ende, donde convocar algunos de nuestros encuentros, cuando se levante definitivamente el estado de restricciones pandémicas. Hasta ahora no había problema, pues las terrazas de los bares bastaban, pero ya sabemos que en los planes del neofascismo gubernamental y su 'policía de las buenas costumbres' pretenden incluirnos en su nueva normativa sobre 'maleantes', que llamarán como quieran, pero no dejará de ser una variación moderna de las leyes franquistas, ahora con nuevos enemigos, donde nos quieren incluir.