Este lío de las marcas ya lo hemos tratado en un par de ocasiones, pero en especial el problema de la 'nacionalidad' de las marcas nunca lo hemos enunciado a fondo. De todas formas, del etiquetado se desprendía un marco mental. Como la administración de las etiquetas en este entorno es bastante limitante, y dependemos mucho de ellas, tuvimos que agregarles prefijos para poder localizarlas con rapidez. En todo este tiempo separamos los tabacos puros de los que pensamos que no lo son, y creamos dos listados en el pie de la página, pero todo era bastante engorroso.
Así que ahora hemos decidido afinar un poco más, y explicar públicamente los criterios y decisiones, pues algunos son necesariamente debatibles.
Cuando hablamos de 'marcas' estamos refiriéndonos a la denominación
con la que se presentan las labores y no tanto a que estén inscritas y
al día en el registro de marcas. En este terreno siempre hubo por estos lares una cultura del 'andar por casa' gracias a la cual se podían ver labores
con fajas de marcas que habían dejado de existir hacía décadas y sus
antiguos dueños con ellas. Eso no ha cambiado.
Hemos fusionado
las etiquetas M y Ms-, para menos lío, más fácil gestión nuestra y
rápida búsqueda de los navegantes. Ahora las que comiencen con M1
designan a las marcas canarias y el M2 designa a las marcas
'extranjeras'. Pero, ¿cómo distinguir estos conceptos?
Entendemos como canaria aquella empresa o propietario radicados de manera estable y continuada en Canarias, cuyas operaciones se realizan pensando desde aquí sin ataduras corporativas foráneas. La procedencia de tales personas no es el asunto: pueden ser nacidos en Canarias, o en España, o en Cuba, o en Argentina, o donde quiera qué. Tampoco influye para esta decisión el hecho de que la nacionalidad oficial de estas personas corresponda con cualquier país. Si viven aquí y trabajan y operan desde aquí, y no son simples subsidiarias de ningún operador exterior...
Ejemplos: Stradivarius y Coca-Cola son marcas extranjeras (no canarias), aunque las empresas que las operan en Canarias sean locales, incluso fabricando el producto, como en el caso del refresco. Lo mismo para la gama de marcas tabaqueras del conglomerado andorrano Reig, Don Julián, etc. Son marcas cuyos propietarios están en otros países. Aunque se fabriquen en Canarias, no son marcas canarias. También se fabrican en Canarias el Marlboro, el Winston, el Camel... y a nadie se le ocurriría decir que son marcas canarias. Incluso si dejara de fabricarse en todo el mundo y Canarias quedara como única zona fabricante de esta marca ahora en manos de los japoneses JTI, el Camel no sería una marca canaria. Tendría que suceder que la marca original pasara a manos de la empresa canaria concesionaria, desapareciera la matriz y quedara radicada en Canarias, para que pasara a formar parte de nuestro acervo de marcas. Así le ocurrió en su día a las marcas de refrescos Clipper y Nik, que pasaron a ser símbolo de la canariedad. Pero Reig no, Reig es una marca andorrana, dominada por andorranos, que tienen una fábrica en Canarias cuya sede central está en Madrid y los titulares de las marcas son una empresa luxemburguesa. Sus labores podrían considerarse 'canarias', pero las marcas no lo son.
Por lo mismo que Reig es una marca andorrana, aunque se fabrique en Canarias, hay varias marcas de Dos Santos que sí consideramos canarias, aunque se fabriquen en la República Dominicana: Parte de Barlovento, Hacienda Dos Santos, Cónsul... Los dueños de las marcas son una empresa canaria. Esas labores no son canarias pero las marcas sí lo son. No solo lo hace la fábrica mencionada, también la marca tinerfeña Convicto tiene una serie elaborada en Nicaragua. A pesar de eso, la marca en sí debe considerarse canaria.
Existe el caso excepcional de la marca Condal, que fue uno de los buques insignia del tabaco grancanario durante décadas, para terminar en manos de los japoneses. Esa marca nació en Canarias concebida por mentes canarias y fabricada por manos canarias, se expandió en Canarias y se hizo famosa en el mundo entero como marca canaria. Da igual que su actual propietaria sea una multinacional con sede en Suiza, poseída a su vez por una corporación domiciliada en Tokio. Se ha vuelto a elaborar en Gran Canaria mediante empresa concesionaria y es una marca canaria.