Entendemos que el uso de las voces 'epidemia' y 'pandemia' adjudicadas al consumo de puros y pipas, azúcar, alcohol, o a la extensión de la obesidad y otros fenómenos, es tan solo un tropo retórico o al menos una figura literaria.
Más allá de eso, no tendría sentido.
Nosotros también empleamos figuras literarias cuando llamamos a los perros rabiosos que nos persiguen "hordas dominico-talibanescas".
Pero cuando un supuesto científico utiliza toda la jerga de la epidemiología aplicada al consumo de puros y pipas, y encima se lo cree, entonces a esa persona, además de 'perro de dios', también lo podemos llamar -y esta vez sin tropos- 'pseudo-científico' y 'mercenario intelectual'.