Barry Lyndon, la película de Stanley Kubrik, solo tiene una escena donde
se fume. Recién casados, se dirigen en carroza -Barry y su distinguida
esposa la condesa- hacia el palacio de esta, nuevo hogar del
protagonista. Lo que está claro es que no siempre es el momento más
idóneo para disfrutar, en este caso de la pipa, y menos cuando la dama
lo solicita.
Dentro de la pulcritud de detalles de la época, es curioso que la
película no recuerde cual era el consumo habitual de tabaco de la época,
el rapé, muy común entre las capas sociales que se ven representadas.