¿Botellones, desobediencia civil y clandestinidad?

 Ya el año pasado advertíamos en una declaración que el Gobierno canario estaba aprovechando la pandemia para desarrollar una agenda pro-alcohol y anti-tabaco que entraba en completa contradicción con las necesidades de protección sanitaria.  Y nos temíamos que, con la desescalada, se revelaría esta agenda oculta.  Efectivamente, pero a mayor escala.  Ahora es el propio ministerio de Sanidad quien ya está amagando para prohibir fumar en las terrazas, de manera permanente para cuando se haya superado la pandemia.

La ley de 2010 debe ser derogada inmediatamente.  La de 2005, aún siendo lesiva también, partía de la base de que los establecimientos podrían dividir zonas.  La del 2010 fue simplemente una victoria de las hordas medievales dominico-talibanescas de extrema derecha.  ¿Por qué no pueden elegir los establecimientos si quieren acogerse a una modalidad o a otra?  ¿Por qué, si se dispone de espacio suficiente, no pueden crear zonas, tanto interiores como exteriores?  Esa era y sigue siendo la vía.  

Fumar en puro y en pipa tradicional requiere tranquilidad y tiempo.  No es asunto de levantarse para situarse a unos metros de la mesa y poder fumar durante 5 rápidos minutos.  Una supuesta prohibición en las terrazas nos obligaría al Botellón, a la Desobediencia Civil e incluso a la Clandestinidad.  Este club está fundado por gente bregada en esos menesteres, cuando tenía que enfrentarse al régimen y policía franquistas.  Aquel 'terrorismo de Estado' fue vencido con las movilizaciones obreras y populares.  ¿Acaso quieren los nuevos 'acosadores de Estado' que desempolvemos aquellos buenos viejos hábitos?