¿Me pondrían ustedes a mí al frente de una tienda especializada en vinos, si yo no bebo vino, ni siquiera me gusta su olor?
Una tabaquería se supone que es una tienda especializada en tabacos. Hay algunos de gama económica y fumada rápida (especialmente los cigarrillos), que vienen empaquetados de tal modo y hay tal cantidad de marcas, que bastaría con un empleado que pase el paquete por el escáner, y poco más. Esto se debe a que los fumadores de cigarrillos suelen ser algo compulsivos. Se quedan con una marca y ya no salen de ella, si pueden mantener ese gasto.
Pero los fumadores de tabaco de verdad, de fumada larga, suelen ser promiscuos. Cada puro o pipa tiene su momento y su tiempo, y tiene su sabor. Hay que saber hablar de estas cualidades con los clientes.
Los dueños o empleados de tabaquerías más avezados, suelen saber captar y retener la información que les llega de los proveedores y la que oyen de los clientes, y puede que sepan mantener una conversación sobre características, pero sin profundizar mucho, por supuesto, si es que no son fumadores de esas labores.
Lo que no es de recibo es que al hablar, por ejemplo, de aromatización doméstica de picaduras, el dueño de una tabaquería diga que él de eso no sabe, porque no fuma, pero que sí es aficionado a aromatizar personalmente algunos de sus vinos, y se puso a hablar de sus técnicas. ¡Diantres, como se diría en los tebeos! Parece que se equivocó de tipo de establecimiento.
Del escaso conocimiento sobre el mundo del tabaco del que hacen gala los dependientes de tabaquerías canarias, tomadas en su conjunto, ya hemos hablado en un par de ocasiones anteriores en este blog. Nos quejábamos, pero no habíamos decidido nada al respecto.
En general, los empleados guardan silencio sobre el asunto, lo que no es una buena señal. Si supieran de lo que hablan de primera mano, podrían largar alguna frase clave en el momento oportuno de la conversación.
Hemos detectado, sin embargo, como caso un poco excepcional, que un responsable de una tabaquería emblemática de la capital, que ahora tiene que lidiar con los puros, comienza a hablar con más propiedad sobre el asunto, e incluso hemos captado algunas frases al vuelo con el resto de dependientes que nos han hecho pensar: "este hombre está aprendiendo a fumar puros". Bien por él.
Así, para ayudar a que los vendedores cumplan con lo que se espera de ellos en tiendas especializadas: si venden perfumes, sepan de perfumes; si venden destilados, sepan de destilados, y si venden puros, sepan de puros, vamos a incluir este nuevo criterio para la clasificación de las tabaquerías.