Jajaja.
Ciertamente Carrillo fue un fumador tragahumos empedernido, de esos que encendía un cigarrillo con el anterior, acción que nosotros reprobamos.
Finalmente falleció a los 97 años, lo que es una edad muy considerable, como ha pasado con tantos otros fumadores.
Que enviar a los pulmones el humo del tabaco afecta a la capacidad física es una evidencia elemental, con graves perjuicios médicos en muchas ocasiones, pero no deja de tener gracia la rabia y los espumarajos anticomunistas y antiproletarios que se adivinan en el autor de este cartel fascista, porque Carrillo fue de los que aguantó bien.